Algunos
metales sufren una reacción de oxidación expuestos a la intemperie y forman
óxidos, es decir, sufren un proceso de corrosión. El caso más conocido por su
impacto económico y por ser el más visual, es el del hierro en su última fase: la formación de herrumbre,
óxido férrico. Aproximadamente un 5% de la producción de hierro se emplea en
reponer el que se ha oxidado. De cada 1000 millones de toneladas de hierro producido, 50 se destinan a este fin.
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